La
Torre del
Homenaje del
castillo de la Atalaya desde el
patio de armas.
La torre del homenaje, de planta cuadrangular, es la estructura más característica del
edificio y destaca y se eleva por encima del resto del conjunto. Los dos primeros cuerpos se construyeron en época almohade mediante una técnica de encofrado denominada tapial, que consiste en la utilización de cajones de madera que se rellenan de tierra, guijarros,
agua y cal. De esta manera se forma un bloque sólido que se enluce posteriormente mediante el "falso despiece", que visto de lejos simula estar constituido de sillares. La entrada principal da acceso a una sala cuadrada de 7 x 7 metros, cuyo muro tiene de media 3,5 metros y que carece de puntos de iluminación aparte de la propia
puerta. Esta sala está cubierta por la primera de las
bóvedas nervadas de origen almohade, datada de finales del siglo XII. Los ocho
arcos que la sustentan forman en el centro de la misma una estrella de ocho puntas. A mano derecha, a través de una puerta de medio punto, se encuentra la
escalera que da acceso a la segunda sala. Este tramo está cubierto con bovedillas apuntadas y conserva en las paredes grafitos de épocas musulmana y cristiana. Al final de la escalera se encuentra una reproducción del grafito de la ‘mano de Fátima’, cuyo original se halla en el
Museo Arqueológico de
Villena. La segunda sala está cubierta por otra
bóveda almohade de la misma fecha que la anterior. En esta sala se encuentran importantes esgrafiados, llevados a cabo por prisioneros de la Guerra de Sucesión, que representan
edificios de estilo italiano. Altura de la torre 27,68m.
Los dos cuerpos superiores se construyeron por orden de don Juan Pacheco a mediados del siglo XV a base de mampostería. A la tercera sala no se accede directamente, a diferencia de las dos primeras, sino que posee su propia puerta de entrada, muestra de que esta era la parte privada del castillo. En ella se conservan unos grafitos y
rosetones también de la Guerra de Sucesión. Su cubierta, que también fue restaurada, es de madera. La cuarta sala, a la que también se accede mediante una puerta propia, está cubierta por una bóveda de cañón de ladrillo, la única techumbre original que se conserva. En estas dos salas existen sendas
ventanas de
arco rebajado que sirven de iluminación natural.
A través de una escalera empinada cubierta con bovedillas apuntadas se llega a la parte superior de la torre, que está coronada por unas pequeñas
torres voladas al estilo luso-castellano. Desde allí se divisa gran parte del término municipal, destacando el paso natural de la costa a la Meseta, de gran importancia estratégica.