Situado a siete kilómetros de la ciudad, este
santuario es otro de los tesoros de
Villena. La leyenda relata el deseo de los villenenses por construir un templo a un
santo patrón que les protegiera de la peste que asoló a la población. De este modo, la
Virgen de
las Virtudes recibió el título de abogada contra la peste y patrona de Villena.