La ley de los
árboles
Los expolios y la relación de las
familias con sus
olivos han inspirado la próxima película de la directora Iciar Bollaín, que rodará en los
paisajes de
Castellón. La productora Morena Films ha realizado un casting entre vecinos de la zona para incluirlos en el reparto. Paul Laverty, guionista habitual de las películas del cineasta británico Kean Loach, firma el guión que elaboró tras meses de contacto con los olivos y sus cuidadores. Laverty y Bollaín, que además de compartir trabajo forman pareja sentimental, recabaron la colaboración de Mampel y Hilari Jaime, otro agricultor que vive de los olivares como sus antepasados. Hilari cuenta cómo Laverty «participó en la recogida de las olivas y siguió todo el proceso de producción del aceite. Antes de sentarse a escribir quería convivir con la gente».
El guionista escocés les transmitió las dificultades creativas para hilvanar la
historia que finalmente se convertirá en la próxima producción de Bollaín bajo el explícito título de El
Olivo. Visiblemente emocionado por lo que vio, el autor compartió su indignación ante la visión de olivos monumentales separados de sus raíces. Todo este tráfico se ha reducido con la aprobación de Ley de Árboles Monumentales de la
Comunidad Valenciana en 2006, una norma pionera en Europa por su proteccionismo que blinda la conservación de los olivos a partir de los 350 años, cuando el perímetro de tronco supera los 4,10 metros.
La legislación fue aplicada de inmediato por el Seprona de la Guardia Civil con denuncias que inmovilizaron 260 árboles ya preparados para el traslado. A pesar de la norma, los agentes continúan detectando infracciones como la que observaron hace unos meses en Ares del Maestrat, donde localizaron un ejemplar
monumental arrancado de otra población.
En las
carreteras, el éxodo de camiones cargados con olivos monumentales continúa, pero ahora proceden sobre todo de
Murcia o
Andalucía, donde no hay leyes que restrinjan la compraventa. Más bien al contrario, porque otras comunidades autónomas ofrecen ayudas para cambiar las variedades de olivo, y de ello se benefician algunos viveros que pueden adquirir una pieza para su codiciada colección por 25 o 30 euros. «La prioridad es incluir la gran cantidad de olivos existentes en el catálogo valenciano de árboles monumentales», que en la actualidad sólo recoge 302 ejemplares, «para poder controlar su situación», explica Antoni Marzo, director de Arboricultura Monumental de la Conselleria de Medi Ambient, ante una evidente escasez de medios para poder atender la vigilancia y mantenimiento de los grandes árboles.
Del Bosque, Echanove y Ruscalleda, Plácido Domingo, Juan Echanove, Joan Manuel Serrat, María Galiana o el cocinero Paco Roncero colaboran en el patrocinio de los olivos milenarios dentro de una iniciativa de la mancomunidad Taula del Sénia, cuyo último fichaje es el seleccionador español de
fútbol Vicente del Bosque, nombrado embajador de este
paisaje. «Para contribuir a la conservación es importante darle un valor económico», explica Teresa Adell, gerente de la entidad, que destaca cómo la producción de aceite milenario, escasa y valiosa, hace que sus propietarios valoren el tesoro que tienen plantado en sus
fincas.
Este año, entre ocho
molinos han generado 2.000 litros, una cantidad reducida a causa de las exigencias de la certificación y la poca producción que ofrecen estos árboles. El apreciado elixir dorado es la base de numerosos platos ofrecidos en menús de 37
restaurantes de la zona como ‘el tubo de cuajada, aromas de
monte y dulce de aceite de olivos milenarios’, una de las
recetas incluidas en las dos publicaciones gastronómicas de la Taula del Sénia. Carmen Ruscalleda, la primera cocinera española que consiguió tres estrellas Michelin, es una gran defensora del paisaje y la calidad de su producto. En su carta ofrece Negre i olives, un
postre entre olivas donde recrea las meriendas de
pan, chocolate y aceite bajo un
olivar milenario.
La gran
helada de 1956 provocó muchas bajas entre los olivos de Castellón. Cuando un vecino de Albocàsser extrajo su monumental
árbol muerto situado junto a un
camino, descubrió debajo una losa con inscripciones en latín. Los historiadores explican que en la época
romana era
costumbre plantar un olivo sobre la sepultura de personas ilustres en un lugar de paso. El emplazamiento coincide con el trazado de la
Vía Augusta, la mayor calzada de territorio hispánico que bordea el Mediterráneo donde hoy siguen creciendo los olivos.