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"El Menhir", ALTURA

Alto del Cantal (Asentamiento en montaña)

Fuente: Libro Historia de la Villa de Altura. Desde sus orígenes a la actualidad.

Antiguos Yacimientos de la Edad del Bronce

Los yacimientos del Cantal o Caparrota indican la presencia de pobladores por éstas hermosas tierras durante la edad del bronce, además de los vestigios hallados en la Cueva de los Murciélagos y en el Castillo de Torrasos. También se han encontrado restos de la antigua villa romana en la partida del Campillo, donde han aparecido además varios fragmentos de terra sigillata, sudgática e hispánica, ánforas itálicas de los siglos I-III y un denario republicano de una ceca de Roma sobre el año 132 antes de Cristo. También hay vestigios de la Edad del Hierro, de los poblados hallados de índole Ibérico, en el Castillo de Ismael y en el Pico del Cuervo, que está cerca de la Masía de Cucalón. Y también en el Castillete y en el Castillo de Requena, donde aparecieron varias fortificaciones. También existe información antigua que señala la presencia en la Cueva Santa de cerámica de la Edad de Bronce. Esta ocupación prehistórica debió dar paso, ya en tiempos históricos, a la utilización de algunas de las cavidades como aprisco de ganado y lugar de aguada.
(25 de Febrero de 2017)
Distribución

Abundan en Europa como consecuencia del fenómeno histórico del megalitismo, pero su extensión geográfica es prácticamente universal: India, Siria, el Cáucaso, Crimea, costa septentrional del mar Negro, Bulgaria, China, Japón, Mongolia, Rusia, Polinesia, norte de África, España, Portugal, Italia, Cerdeña, Francia, Gran Bretaña, suroeste de Suecia, Dinamarca, Holanda, Bélgica, norte de Alemania, Australia (megalitos aborígenes), Colombia, Argentina, Venezuela etc. No existen en Grecia....
Un menhir es la forma más sencilla de monumento megalítico. Consiste en una piedra por lo general alargada, en bruto o mínimamente tallada, colocada de modo vertical y con su parte inferior enterrada en el suelo para evitar que caiga.
Etimología

El término es originario de Francia y resulta de la unión de dos palabras del idioma bretón: men («piedra») e hir («larga»).1 Fue adoptado por los arqueólogos en el siglo XIX.