S. XVIII - Años de esplendor
En 1703, el Ilmo. D. Antonio Ferrer autorizó una concordia entre los patronos y capellanes, aprobada por una junta de teólogos y se nombró un tercer capellán, llamado "depositario".
En 1712 el Obispo Marín Rubio dictó un reglamento para fomentar entre los fieles por medio del exacto cumplimiento de los deberes de la fundación. De este modo se continuó durante todo el siglo XVIII y XIX, concretamente hasta el 1836.
Fue en 1748, como consecuencia de los terremotos que azotaron la población de Beniarrés, cuando se dio la providencial devoción de Frey Joseph Vilaplana quien supo inculcar a todos los habitantes de este pueblo la devoción a la Virgen de la Cueva Santa, nombrándola Patrona y Protectora del Lugar.
Durante éste siglo la Cueva Santa recibió innumerables visitas provenientes de todos los rincones de España rogando por los milagros que la Virgen obraba.
En 1703, el Ilmo. D. Antonio Ferrer autorizó una concordia entre los patronos y capellanes, aprobada por una junta de teólogos y se nombró un tercer capellán, llamado "depositario".
En 1712 el Obispo Marín Rubio dictó un reglamento para fomentar entre los fieles por medio del exacto cumplimiento de los deberes de la fundación. De este modo se continuó durante todo el siglo XVIII y XIX, concretamente hasta el 1836.
Fue en 1748, como consecuencia de los terremotos que azotaron la población de Beniarrés, cuando se dio la providencial devoción de Frey Joseph Vilaplana quien supo inculcar a todos los habitantes de este pueblo la devoción a la Virgen de la Cueva Santa, nombrándola Patrona y Protectora del Lugar.
Durante éste siglo la Cueva Santa recibió innumerables visitas provenientes de todos los rincones de España rogando por los milagros que la Virgen obraba.