AQUELLA NOCHE DEL MES DE AGOSTO DE 1982
Aquella tarde noche del día uno de agosto, de mil novecientos ochenta y dos, la tormenta sobre la zona de la ciudad de Castellón, era un grito desgarrador de relámpagos y truenos, los naranjos de La Plana, parecían querer salir ardiendo, ante tal cumulo de rayos y descargas eléctricas, Las personas que lo estaban sufriendo, veían como si fuera un desastre natural de la gota fría, las calles se llenaron de agua y los caminos de naranjos de Burriana, eran una balsa de agua caída del cielo, Todo esto se desarrollo a la metida del sol, provocando cortes de luz y causando pánico, a las personas que empezaban sus vacaciones. En aquel domingo primer día de agosto, las gentes que por allí se encontraban sintieron esa necesidad, de poder preguntar a los nativos de aquella tierra, si lo sucedido era normal allí, cosa que parece que sí, lo habían sufrido alguna vez más, con la misma cantidad de agua caída. A la mañana siguiente el ambiente era de completa calma, los caminos se habían ido secando, y los turistas que intentaban bañarse, lo hacían sin ningún problema. Aunque en aquella tarde de la tormenta, un turista alemán, llego a ser víctima de la caída de un árbol sobre su coche, muriendo en dicho accidente. En aquel verano los ovnis se les veía en distintos lugares de España, y pronto en las tertulias de playa, se les echaba la culpa de los fenómenos atmosféricos. En una de aquellas noches de agosto, un turista de verano decidió con su coche y un amigo, acercarse al Desierto de las Palmas, donde el licor Benedictino tenía su fabricación antigua, cosa que hicieron sin ninguna traba, pero al intentar bajar de aquel lugar tan alto de la Plana, algo raro les paso, una luz potente y deslumbrante, les hacía imposible el circular, por aquella carretera llena de curvas. El miedo se apodero de los dos ocupantes del coche, y sin saber qué hacer, se quedaron inmóviles, esperando a ver si alguien subía o bajaba en aquel lugar con tan grandes vistas al mar y a la zona de La Plana. Debieron de pasar más de media hora, con el coche parado y sin luces encendidas, para pretender que no les localizaran, cosa que parece que así fue, aunque cuando llevaban unos diez minutos parados en la orilla de la carretera, vieron como un globo de luz y niebla gigante, pasaba al lado de ellos sin detenerse, ellos agachados contra el suelo del coche, esperaban cualquier cosa no muy normal, quizá pasaron más tiempo agachados que levantados para mirar, el miedo era tan grande, que no eran capaces de hablar entre ellos, solo se hacían gestos en la oscuridad, como pidiendo uno al otro estar tirados en el suelo del coche, hasta que aquella niebla de luz dejara de estar a su lado, cosa que ni eran capaces de ver, ya que el miedo les tenía atemorizados, y sin saber como reaccionar, parece que pasado el tiempo, sintieron el ruido de un coche que bajaba en dirección a La Plana, y levantaron sus cabezas, para ver qué todo aquello qué les tenía asustados, se había evaporado o alejado, de nuevo volvieron a poner el coche en marcha, para dirigirse hasta Benicasín, donde nada más entrar y cruzar sus vías de ferrocarril, decidieron parar a tomarse unas cervezas, para aliviar tan fatal encuentro con lo desconocido. En el café donde entraron, escucharon algún comentario jocoso, qué otro joven decía.” Los terrenos de los frailes siempre tuvieron sus misterios, y la niebla qué ha cubierto el Desierto de Las Palmas, en este mes de agosto, es una casualidad como la tormenta del día uno de agosto”. Los dos jóvenes del coche callaron, mientras escuchaban a los nativos de aquel lugar, qué parecía encantado por sus misterios, y donde ellos eran sufridores de una historia más de miedo. G X Cantalapiedra. 1 – 12 - 2015
Aquella tarde noche del día uno de agosto, de mil novecientos ochenta y dos, la tormenta sobre la zona de la ciudad de Castellón, era un grito desgarrador de relámpagos y truenos, los naranjos de La Plana, parecían querer salir ardiendo, ante tal cumulo de rayos y descargas eléctricas, Las personas que lo estaban sufriendo, veían como si fuera un desastre natural de la gota fría, las calles se llenaron de agua y los caminos de naranjos de Burriana, eran una balsa de agua caída del cielo, Todo esto se desarrollo a la metida del sol, provocando cortes de luz y causando pánico, a las personas que empezaban sus vacaciones. En aquel domingo primer día de agosto, las gentes que por allí se encontraban sintieron esa necesidad, de poder preguntar a los nativos de aquella tierra, si lo sucedido era normal allí, cosa que parece que sí, lo habían sufrido alguna vez más, con la misma cantidad de agua caída. A la mañana siguiente el ambiente era de completa calma, los caminos se habían ido secando, y los turistas que intentaban bañarse, lo hacían sin ningún problema. Aunque en aquella tarde de la tormenta, un turista alemán, llego a ser víctima de la caída de un árbol sobre su coche, muriendo en dicho accidente. En aquel verano los ovnis se les veía en distintos lugares de España, y pronto en las tertulias de playa, se les echaba la culpa de los fenómenos atmosféricos. En una de aquellas noches de agosto, un turista de verano decidió con su coche y un amigo, acercarse al Desierto de las Palmas, donde el licor Benedictino tenía su fabricación antigua, cosa que hicieron sin ninguna traba, pero al intentar bajar de aquel lugar tan alto de la Plana, algo raro les paso, una luz potente y deslumbrante, les hacía imposible el circular, por aquella carretera llena de curvas. El miedo se apodero de los dos ocupantes del coche, y sin saber qué hacer, se quedaron inmóviles, esperando a ver si alguien subía o bajaba en aquel lugar con tan grandes vistas al mar y a la zona de La Plana. Debieron de pasar más de media hora, con el coche parado y sin luces encendidas, para pretender que no les localizaran, cosa que parece que así fue, aunque cuando llevaban unos diez minutos parados en la orilla de la carretera, vieron como un globo de luz y niebla gigante, pasaba al lado de ellos sin detenerse, ellos agachados contra el suelo del coche, esperaban cualquier cosa no muy normal, quizá pasaron más tiempo agachados que levantados para mirar, el miedo era tan grande, que no eran capaces de hablar entre ellos, solo se hacían gestos en la oscuridad, como pidiendo uno al otro estar tirados en el suelo del coche, hasta que aquella niebla de luz dejara de estar a su lado, cosa que ni eran capaces de ver, ya que el miedo les tenía atemorizados, y sin saber como reaccionar, parece que pasado el tiempo, sintieron el ruido de un coche que bajaba en dirección a La Plana, y levantaron sus cabezas, para ver qué todo aquello qué les tenía asustados, se había evaporado o alejado, de nuevo volvieron a poner el coche en marcha, para dirigirse hasta Benicasín, donde nada más entrar y cruzar sus vías de ferrocarril, decidieron parar a tomarse unas cervezas, para aliviar tan fatal encuentro con lo desconocido. En el café donde entraron, escucharon algún comentario jocoso, qué otro joven decía.” Los terrenos de los frailes siempre tuvieron sus misterios, y la niebla qué ha cubierto el Desierto de Las Palmas, en este mes de agosto, es una casualidad como la tormenta del día uno de agosto”. Los dos jóvenes del coche callaron, mientras escuchaban a los nativos de aquel lugar, qué parecía encantado por sus misterios, y donde ellos eran sufridores de una historia más de miedo. G X Cantalapiedra. 1 – 12 - 2015