El poblamiento de esta tierra se remonta a tiempos prehistóricos, como lo demuestran las famosas pinturas del barranco de Valltorta, y la
cueva del Mas d'Abad con materiales de la Edad del Bronce e inhumaciones de tipo Eneolítico.
Los primeros documentos en que se habla del
Castillo de
Cuevas es en la crónica de Jaime I de
Aragón en 1233, antes de emprender la conquista de
Valencia: " Desde aquí (Burriana) haremos cabalgada y ganaremos
Castellón de Burriana y Borriol y Cuevas de Vinromá" ("d’aquí (Borriana) feien cavalcades i guanyaren Castelló de Borriana i Borriol i les Coves d’Avinromà").
Blasco de Alagón fue su primer señor, por privilegio de Jaime I del 11 de mayo de 1235 que le donaba la villa y castillo con su jurisdicción.[4] A la muerte de Blasco de Alagón, el mismo rey concedió el castillo de Cuevas de Vinromá a la Orden de Calatrava, y por una permuta de tierras pasó a Artal de Alagón quien dio a poblar esta villa a Mateo Huguet y otros, según consta en la Carta Puebla, nombrando alcalde a Juan Pérez de Casanova.
En 1294, Jaime II lo otorga a los Templarios, pero abolida esta orden religiosa por el Papa Clemente V, sus bienes fueron adjudicados a la orden del
Hospital. El rey de Aragón, para evitar que esta orden religiosa adquiriese un poder excesivo, consiguió del Papa Juan XXII, en 1317, la creación de una nueva orden
militar, la de Montesa, que fue el último señor de estas tierra.
Cuando en 1347 los nobles y villas valencianos formaron la Unión para hacer frente al poderío real de Pedro IV el Ceremonioso, la villa de Cuevas de Vinromá no fue una excepción, motivo por el cual fue castigada, cantidad que fue hecha efectiva en
San Mateo por el Síndico y Procurador de las Cuevas, Bernado de Olesa.
Cuevas de Vinromá fue cabeza de la Encomienda Mayor, perteneciente a la jerarquía principal después del Maestre, sustituyendo a la Encomienda de Culla. En 1421 se celebraron en Cuevas de Vinromá las Cortes del Reino, las cuales se trasladaron posteriormente a Traiguera.