Se cree que su origen arranca de una venta o
posada de la calzada
romana que la cruzaba.
Así, por una de sus
calles más importantes, discurre la
vía romana, posiblemente la Vía Augusta, de la que se conservan aún varios miliarios. Además, sus
edificios civiles más significativos eran en otros tiempos fondas y
hostales para hospedaje de viajeros.
Ya en la Edad media, Puebla-Tornesa pertenecía al
castillo de Montornés. Cuando fue conquistado por Jaime I de
Aragón, lo cedió a un tal Pere Sanz, formando parte de las propiedades de Ximén Pérez de Arenoso pasando luego por las manos de varios señores de la época; hasta que a principios del siglo XVI, 1515, fue adquirido por Nicolás Casalduch, conocido como el Barón de la Puebla, título que ostentarán sus descendientes hasta nuestro tiempo. Los barones han sido pues, los responsables de todo lo que es esta localidad, y todavía gran parte del término pertenece a esta
familia. En 1701 pertenecía a Miguela Muñoz, a quien sucedió su hija Isabel, que casó con Manuel
Valles y Pallarés, cuyos descendientes conservaron la baronía.
Pero el hecho de estar situada en un cruce de
caminos no siempre ha sido positivo para la Pobla. A principios del siglo XVIII, como consecuencia de la Guerra de Sucesión que enfrentó a los austrias con los borbones, la población sufrió varios saqueos por parte de las tropas de estos últimos, tal y como se narra en el archivo que los barones de Puebla poseen en
Castellón. El suceso más grave aconteció el 25 de mayo de 1708, día en que una tropa de más de 5.000 soldados a cuyo frente estaba el general de Felipe V, Dasfelt, acampó en la zona y saqueó toda la cosecha, lo que provocó el abandono de sus vecinos. El éxodo a Villafamés duró dos días.
Los 901 habitantes que llegó a tener en 1900 se habían convertido en 526 en el año 1994.