El
agua y la riqueza de las
fuentes de
Montanejos posibilitaron el asentamiento de población desde tiempos muy pretéritos, existiendo evidencias de la primera Edad de los Metales en yacimientos como el encontrado en la
Cueva Negra. Asimismo, se encuentran asentamientos moriscos del siglo VIII. Fueron estos últimos los que más intensamente apreciaron las
aguas termales surgentes en la actualmente llamada “
Fuente de los Baños”, que incluso generó una leyenda en la que se dice que el último rey moro de
Murcia y
Valencia, Zeit-Abu-Zeit, conocedor de las propiedades curativas del organismo y de embellecimiento de la piel, construyó unos Baños para el uso y disfrute de las mujeres que le causaban predilección.
En 1229, Zeit-Abu Zeit se convierte en vasallo del Rey de
Aragón, Jaime I, llegando incluso a la conversión al cristianismo en 1236, bautizándose con el nuevo nombre de Vicente Ferrandis de Bellvis, datando de este periodo la construcción del
castillo, la
torre vigía y de otros recursos patrimoniales existentes en Montanejos.
En 1239, el Rey Jaime I dona en feudo a Pedro Jiménez de Valtierra el señorío del Castell de Montalt; y ya en 1609, con la expulsión de los moriscos, se repuebla la comarca con los denominados “cristianos viejos”. En 1612 consigue con al Carta Puebla se municipio autónomo, teniéndose que pagar tributos precedentes de su economía agrícola y ganadera, característica de las zonas de
montaña, al señor feudal hasta el año 1838, en el que el
Juzgado de Morella reconoció a Montanejos libre de toda servidumbre y tributo señorial.
A mediados del siglo XX, transforma su economía agrícola y ganadera hacia el sector terciario, primeramente centrado en el turismo tradicional, y posteriormente, tras un proceso de innovación significativo en cuanto al incremento de la oferta como en la calidad de la misma, al turismo de salud. Plasmándose su realidad turística en la Villa Termal de Montanejos, con
balneario de nuevo cuño y una oferta de
alojamiento, restauración y comercial que complementa y enriquece la estancia de los visitantes que, año tras año, vienen a disfrutar de su tiempo a la localidad.