Montanejos ha sido y es un
pueblo precioso, un lugar para desconectar conectando con lo que te rodea. Pero año tras año, cuando meacerco con el
coche por la
carretera desde mi ciudad para encontrarme de nuevo con mis raices, la sorpresa y la tristeza, luego la rabia y la impotencia me inhvaden. Tendo la sincera sensacion de que, de nuevo, estan ultrajando sin escrupulos mi
refugio. Nuevas edificaciones alfombran por doquier los pocos, escasos, lugares libres de esa zona, tapando
montaña, tapando
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