Había una vez un cocinero tan feo, tan feo, tan feo,
que un día hizo llorar a unas cebollas.
Había una vez un señor tan, tan feo, tan feo,
que un día chupó un limón, y el limón hizo gestos.
que un día hizo llorar a unas cebollas.
Había una vez un señor tan, tan feo, tan feo,
que un día chupó un limón, y el limón hizo gestos.