SONETO PARA YACKO (en memoria de Michael Jackson)
El pobre niño rico, el viejo loco,
el negro blanco, el calvo cincuentón
con peluca de Barbie y pantalón
de húsar nunca se limpió los mocos.
Ni debajo ni lejos de los focos
quiso seguir creciendo el rey del pop,
disfrazado de Bambi o Robocop,
chavales, a dormir, que viene el coco.
Fugitivo de Harlem y del gueto,
tanto talento y tan escasas luces,
su voz le puso swing al siglo veinte.
con su exhibicionismo glam paleto
cubierto de medallas, deudas, cruces,
en Thriller ya bordó el muerto viviente.
JOAQUÍN SABINA
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