Era una paloma que volaba hacia el sur para evitar el crudo
invierno. Pero tanto frío hacia que finalmente cayó a tierra.
Cuando pensaba que ya estaba acabada, se acercó una
vaca que le soltó un mojón encima. En fin, el excremento estaba bien calentito, así que la paloma se recuperó y comenzó a gorjear de alegría.
Pero un gato la escuchó, la sacó, la limpió y devoró.
Esta fábula tiene tres moralejas:
1) No todo el que te caga es tu enemigo.
2) No todo el que te saca de la mIerda es
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