Sólo a fuerza de favores se conquista a los espíritus mezquinos, a los corazones generosos se les gana con el afecto.
Jenofonte El valor espera; el miedo va a buscar.
Autor: José Bergamín Pensó un día un lobo cambiar su apariencia para así facilitar la obtención de su comida. Se metió entonces en una piel de oveja y se fue a pastar con el rebaño, despistando totalmente al pastor.
Al atardecer, para su protección, fue llevado junto con todo el rebaño a un encierro, quedando la puerta asegurada.
Pero en la noche, buscando el pastor su provisión de carne para el día siguiente, tomó al lobo creyendo que era un cordero y lo sacrificó al instante. Como apreciar un buen vino si no se ha probado uno malo; como apreciar un buen amigo sino se ha tenido un enemigo; como apreciar el amor sino se ha odiado; por lo tanto como apreciar la vida sino hay muerte! El miedo llamó a la puerta, la confianza abrió y fuera no había nadie.