La primera vez que estuve en Oropesa tenía 4 años. Iba con mi familia y repetimos mes de julio en Oropesa durante once años consecutivos; a partir de entonces empecé a viajar al extranjero y me apasioné con Inglaterra; no obstante, lo que quiero transmitir es que a pesar de haber atravesado el Pirineo y conocido mucha gente de muchos lugares, siempre me queda un espacio para la hermosura de la sencillez de mis primeros años de vida en Oropesa, incluso mi primer amor platónico lo descubrí en el paseo de la playa Morro de Gos.
Lo que sí que me llamó la atención la última vez que estuve es que el pueblo cambia por momentos, ahora hay muchas glorietas de canalización del tráfico y los edificios inundan el paisaje. Esto me hace pensar todavía en los tiempos en que había chiringuitos en la playa de la concha y cuando se jugaba al ping-pong en un bar que se encontraba donde hoy está el Hotel Neptuno. Cómo pasa el tiempo¡.
En fin, recomiendo Oropesa como sitio de descanso y mucho cuidado con el sol fuerte de verano (que también fue en Oropesa donde me cogí mi primera insolación).
Lo que sí que me llamó la atención la última vez que estuve es que el pueblo cambia por momentos, ahora hay muchas glorietas de canalización del tráfico y los edificios inundan el paisaje. Esto me hace pensar todavía en los tiempos en que había chiringuitos en la playa de la concha y cuando se jugaba al ping-pong en un bar que se encontraba donde hoy está el Hotel Neptuno. Cómo pasa el tiempo¡.
En fin, recomiendo Oropesa como sitio de descanso y mucho cuidado con el sol fuerte de verano (que también fue en Oropesa donde me cogí mi primera insolación).