En el fondo de ese amor, bajo la vasta tienda de ese amor, mientras él hablaba de su infancia recobraba, también, la inocencia, una inocencia mucho mayor que la primera pues no brotaba de la ignorancia, del temor, o de la neutralidad de la experiencia, sino que nacía como un oro puro y refinado, producto de muchas pruebas y selecciones; nacía, tras múltiples profanaciones, del valor que emanaba de capas del ser mucho más profundas, inaccesibles a la juventud.
Anais Nin
Anais Nin