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OROPESA DEL MAR: La inteligencia es el "precipitado" de la pasión.

José Bergamín Gutiérrez (Madrid, 30 de diciembre de 1897 - Fuenterrabía, Guipúzcoa, 28 de agosto de 1983) fue un escritor, ensayista, poeta y dramaturgo español.

Su padre llegó a ser presidente del cantón de Málaga; su madre fue una católica fervorosa; nunca renegó de esta doble herencia y toda su vida trató de congraciar catolicismo y comunismo ("con los comunistas hasta la muerte... pero ni un paso más", dirá). Estudió leyes en la Universidad Central. Sus primeros artículos aparecieron en la revista Índice, dirigida por Juan Ramón Jiménez, en los años 1921 y 1922; su amistad con el gran poeta será tan intensa y duradera como la que sostuvo con Miguel de Unamuno, que es también una de las principales fuentes intelectuales en su obra. Fue en la revista Índice donde, según él, surgió toda la nómina de escritores de la Generación del 27, marbete que detestaba, pues el prefería denominarla "Generación de la República". La crítica oficial le ha negado siempre su pertenencia a dicho grupo y le clasifica más bien entre los miembros de la Generación de 1914 o Novecentismo, pero la verdad es que participó en los comienzos del 27, colaboró en todas sus publicaciones y fue editor de sus primeros libros, por lo que puede decirse que fue uno de sus representantes más genuinos. Por otra parte, se considera a Bergamín como el principal discípulo de Unamuno y uno de los mejores ensayistas en español del siglo XX, y se aprecia en sus escritos la calidad de página de un consumado y original estilista. Sus temas preferidos van desde los mitos literarios a España, el Siglo de Oro, la mística, la política o la tauromaquia. También fundó unos de los colegios más antiguos de Málaga, llamado Bergamín, y que en su época era uno de los mejores colegios de Málaga en el que hasta ahora se conserva muchos objetos, libros, cuadernos etc...

Pero es precisamente la originalidad de su obra literaria y su gusto unamuniano por lo paradójico lo que ha desconcertado a los historiadores menos sensibles de la literatura española, perjudicando a su fama pese a su activísima labor literaria en el terreno del aforismo, el ensayo, la lírica, la edición y el teatro. Eso no le importaba demasiado y, de hecho, él mismo deseó convertirse en lo que fue: un auténtico fantasma en el mundo cultural español.

Una voz que me llama y no quiere llamarme. Una voz que parece que se apaga al callarse.

La sensualidad sin amor es pecado; el amor sin sensualidad es peor que pecado.

La inteligencia es el "precipitado" de la pasión.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Sólo los verdaderamente apasionados pueden ser verdaderamente fríos.