Corazón de chichiripa ojos de chichiripen, tú que me has enchirichipeado desenchirichipame.
Puedes, Pepe, pedir perfectamente por pura precisión pelo prestado, pudiendo presumido por peinado ponerte perifollos propiamente.
Cava el cabo en la cueva, pero no acaba de cavar, porque en la cueva no acaba el cabo de trabajar.