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OROPESA DEL MAR: Os deseo una feliz noche, mucho calor, mucho

Los oficios del campo y, con ellos, el de la horticultura nunca han tenido buena fama. En general, son considerados ruines, villanos y despreciados, quizás porque con semejantes adjetivos se han calificado siempre a los campesinos. Y por injusta extensión, resulta que los productos del huerto también arrastran la mala prensa. Es conocido el dicho de "si quieres a tu marido muerto, cómprale un huerto", como son también comunes las insignificancias o los desprecios que destilan frases como "me importa un rábano" o "un pepino" o "un pimiento" que para el caso valen las tres lo mismo.

Quizás todo ello se deba a la dureza del trabajo del campesino, algo insoportable para el señor y, por inalcanzable a sus fuerzas, despreciado de forma absoluta. Quizás también el propio hortelano, obligado a alimentarse de lo que le da la tierra, echaba en falta el vigor calorífico que proporcionaba la carne. Por lo que siendo esta vianda favorita del amo, el refranero la convierte en símbolo de riqueza, frente a la penalidad que representa la hortaliza. Sin embargo, y aunque tarde, parece que el huerto y sus frutos vuelven a conquistar su justo puesto y es observado hoy como uno de los máximos exponentes de la comida sana.

También fuera de lugar está la mujer, vilipendiada a través de los tiempos y cuyo papel negativo ha sido corregido también en la actualidad.
Hemos visto algunos ejemplos del refranero y que cada cual los interprete como quiera.

Os deseo una feliz noche, mucho calor, mucho