Dos amigas viejitas estaban en una misa muy larga.
Tras pasar mucho tiempo sentadas, una le susurra a la otra:
-Tengo las nalgas dormidas.
La amiga responde:
-Sí, ya sé, las he oído roncar tres veces…
Tras pasar mucho tiempo sentadas, una le susurra a la otra:
-Tengo las nalgas dormidas.
La amiga responde:
-Sí, ya sé, las he oído roncar tres veces…
vaya vaya