Historia y mitología
Julio Cesar coronado con laureles en el Louvre. Es el objeto simbólico preferido en la astrología para el signo Aries.
Además sobre el laurel existe un dicho antiguo de que "el que planta un laurel nunca lo verá crecer", aludiendo al lento crecimiento de la planta. Aunque en la cultura popular alude a la muerte del que lo planta.
Tiene connotaciones simbólicas en ciertas culturas como la romana y en la cristiana.
Según la mitología, el laurel es la transformación de la ninfa Dafne (Daphne) que al ser perseguida por Apolo fue salvada por su padre, el río Peneo, transformándola en Laurel; de ahí, Apolo cortó dos ramas y las trenzó elaborando unas coronas triunfales que usan los victoriosos, generales y emperadores de la antigua Roma y que han llegado hasta nuestros días como símbolo de la victoria. Además, estas hojas fueron puestas en las cabezas de los Atletas Medallistas Olímpicos en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.
Hay una leyenda que cuenta que durante la conquista de Granada la Reina Isabel se escondió tras un laurel, en la actual localidad de La Zubia mientras huía de unos musulmanes granadinos que la perseguían; desde entonces a ese laurel, que aún existe en nuestros días, se le conoce como el Laurel de la Reina.
Julio Cesar coronado con laureles en el Louvre. Es el objeto simbólico preferido en la astrología para el signo Aries.
Además sobre el laurel existe un dicho antiguo de que "el que planta un laurel nunca lo verá crecer", aludiendo al lento crecimiento de la planta. Aunque en la cultura popular alude a la muerte del que lo planta.
Tiene connotaciones simbólicas en ciertas culturas como la romana y en la cristiana.
Según la mitología, el laurel es la transformación de la ninfa Dafne (Daphne) que al ser perseguida por Apolo fue salvada por su padre, el río Peneo, transformándola en Laurel; de ahí, Apolo cortó dos ramas y las trenzó elaborando unas coronas triunfales que usan los victoriosos, generales y emperadores de la antigua Roma y que han llegado hasta nuestros días como símbolo de la victoria. Además, estas hojas fueron puestas en las cabezas de los Atletas Medallistas Olímpicos en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.
Hay una leyenda que cuenta que durante la conquista de Granada la Reina Isabel se escondió tras un laurel, en la actual localidad de La Zubia mientras huía de unos musulmanes granadinos que la perseguían; desde entonces a ese laurel, que aún existe en nuestros días, se le conoce como el Laurel de la Reina.