Martes, 29 de Mayo de 2012 00:02 Un cubano en el cielo
Un cubano que fue muy bueno en su vida terrenal se murió y, como era de esperar, se fue al cielo. Después de más de mil años disfrutando de la paz de la eternidad, un día se cansó y le pidió a Dios:
- Dios mío, quisiera que me permitieras conocer el infierno durante un fin de semana, para saber lo bien que estoy aquí en el cielo; después regresaré.
Dios, en su infinita bondad, le dijo:
- Si es tu voluntad, así sea.
Nuestro hombre bajó durante un fin de semana al infierno. Entró y subió por unas lindas escaleras de mármol. Vio por doquier luces de neón y una puerta se abrió de manera espectacular, dando paso a una especie de Edén surcado por ríos de ron añejo, arboles de cigarros puros y mujeres desnudas; de las más hermosas del planeta.
Pasó la mejor temporada de su vida física y espiritual, sin privarse de nada y gozando de todo, pues era muy barato y sin control de nadie. Finalizado el fin de semana, regresó puntualmente. A los pocos días encontró el cielo muy aburrido y recordaba el infierno con añoranza. Decidió hablar con Dios y le manifestó su deseo de mudarse definitivamente al infierno. Dios nuevamente aceptó.
Arreglados los trámites necesarios, se despidió de sus amigos celestiales y, en menos de una semana, ya estaba camino del infierno. Subió las mismas escaleras y se abrió nuevamente la puerta, pero esta vez cayó a una paila gigantesca de azufre hirviente. Se hundió en ella mientras el diablo lo punzaba con su tridente y otros habitantes del infierno le azotaban. Al salir le hacían trabajar sin piedad y casi sin cobrar, le alimentaban escasamente, no le dejaban descansar y todo lo que necesitaba era carísimo y de mala calidad. A la mañana siguiente le arrojaron de nuevo al azufre y vuelta a empezar... Con esfuerzo logró colgarse del borde del recipiente, sacó la cabeza, miró al Diablo sentado en su trono y le dijo:
- Satán ¿qué es esto? ¡Yo estuve aquí la semana pasada y todo era maravilloso!
Y el Diablo le respondió:
- Tú como cubano ya deberías saberlo: una cosa es venir de turista y otra, muy diferente, es vivir ahí o venir como emigrante.
Un cubano que fue muy bueno en su vida terrenal se murió y, como era de esperar, se fue al cielo. Después de más de mil años disfrutando de la paz de la eternidad, un día se cansó y le pidió a Dios:
- Dios mío, quisiera que me permitieras conocer el infierno durante un fin de semana, para saber lo bien que estoy aquí en el cielo; después regresaré.
Dios, en su infinita bondad, le dijo:
- Si es tu voluntad, así sea.
Nuestro hombre bajó durante un fin de semana al infierno. Entró y subió por unas lindas escaleras de mármol. Vio por doquier luces de neón y una puerta se abrió de manera espectacular, dando paso a una especie de Edén surcado por ríos de ron añejo, arboles de cigarros puros y mujeres desnudas; de las más hermosas del planeta.
Pasó la mejor temporada de su vida física y espiritual, sin privarse de nada y gozando de todo, pues era muy barato y sin control de nadie. Finalizado el fin de semana, regresó puntualmente. A los pocos días encontró el cielo muy aburrido y recordaba el infierno con añoranza. Decidió hablar con Dios y le manifestó su deseo de mudarse definitivamente al infierno. Dios nuevamente aceptó.
Arreglados los trámites necesarios, se despidió de sus amigos celestiales y, en menos de una semana, ya estaba camino del infierno. Subió las mismas escaleras y se abrió nuevamente la puerta, pero esta vez cayó a una paila gigantesca de azufre hirviente. Se hundió en ella mientras el diablo lo punzaba con su tridente y otros habitantes del infierno le azotaban. Al salir le hacían trabajar sin piedad y casi sin cobrar, le alimentaban escasamente, no le dejaban descansar y todo lo que necesitaba era carísimo y de mala calidad. A la mañana siguiente le arrojaron de nuevo al azufre y vuelta a empezar... Con esfuerzo logró colgarse del borde del recipiente, sacó la cabeza, miró al Diablo sentado en su trono y le dijo:
- Satán ¿qué es esto? ¡Yo estuve aquí la semana pasada y todo era maravilloso!
Y el Diablo le respondió:
- Tú como cubano ya deberías saberlo: una cosa es venir de turista y otra, muy diferente, es vivir ahí o venir como emigrante.