La Constitución perdió ayer a otro de sus padres. Gregorio Peces-Barba falleció en Oviedo a los 74 años tras varios días ingresado a causa de una insuficiencia renal complicada por otra cardíaca. Aunque el Congreso se ofreció para alojar la capilla ardiente, finalmente su familia decidió que ésta se instalara en el municipio madrileño de Colmenarejo, donde Peces-Barba mantenía su residencia y donde también recibirá sepultura.