La contraria fortuna hace a los hombres prudentes. (Mateo Alemán)
La sabiduría de los ancianos es un error. No se vuelven más sabios, sino más prudentes. (Ernest Hemingway)
No hay sabiduría sin prudencia; no hay filosofía sin cordura. Existe en el fondo de nuestra alma una luz divina que nos conduce con indudable acierto si no nos obstinamos en apagarla. (Jaime Balmes)
La paciencia es amarga, pero su fruto es dulce. (Jean-Jacques Rousseau)