Los primeros Bonsai fueron recolectados de la naturaleza, eran árboles empequeñecidos por las inclemencias del medio ambiente. Se encontraban en los escarpados de las montañas y eran muy difíciles de conseguir, sino imposibles de rescatarlos. Aquellos que se conseguían obtener, eran colocados en tiestos y se les reproducía en las condiciones del medio ambiente en el cual habían sido localizados. Se les controlaba su crecimiento plantándolos en tierra muy pobre y suministrándoles el agua necesaria para subsistir. Practica que se ha cambiado radicalmente en la actualidad.