Doña Tecla ha cumplido 85 años de edad y es la organista más experimentada del pueblo. Con motivo de su cumpleaños, el párroco la visita para felicitarla. De sólo llegar a casa de doña Tecla, el padre Manuel observa que encima del órgano, ese instrumento musical formidable, hay una jarra de agua en la que flota un condón. No se atreve a preguntar nada porque sabe que doña Tecla es una anciana venerable y muy católica. Pero cuando han hablado durante casi una hora de rosarios, padres nuestros y música religiosa, el padre Manuel no puede más y le pregunta:
- Doña Tecla, ¿qué es eso que está encima del órgano?
Ella, con su noble y santa sonrisa en los labios, le responde:
- ¡Ay, padre! Eso es una bendición. Un día me lo encontré en la calle, envuelto en un papel que decía "póngase sobre el órgano para prevenir enfermedades", y ¿sabe qué?, desde entonces no he tenido ni dolores, ni catarro ni nada.
- Doña Tecla, ¿qué es eso que está encima del órgano?
Ella, con su noble y santa sonrisa en los labios, le responde:
- ¡Ay, padre! Eso es una bendición. Un día me lo encontré en la calle, envuelto en un papel que decía "póngase sobre el órgano para prevenir enfermedades", y ¿sabe qué?, desde entonces no he tenido ni dolores, ni catarro ni nada.