¿tienes un restaurante?

OROPESA DEL MAR: Alguien, un día, honest@ abogad@ amig@ mí@, me hizo...

Alguien, un día, honest@ abogad@ amig@ mí@, me hizo una oferta, preguntándome:

~ ¿Te apetece tomar esta naranja?... ¡Te la cedo, si aceptas!

Pensé que se trataría de algo muy sencillo pero, me llevé una gran sorpresa,

cuando intenté coger la fruta y mi amig@ la retiró, diciéndome, con aplomo:

~ ¡Sí, sí!... Pero, primero, debes firmar... ¡Aquí!

Y me mostró un escrito que, aún, recuerdo y en el que pude leer y leí:

“Mediante este acto, yo, Fulano Perengano (El amigo mío), voluntariamente

y de forma expresa, cedo a Mengano Zutano (Éste soy yo. No quiero escribir

mi verdadero nombre, para que no me identifiques por la calle y me obligues

a revelarte la identidad de este/a amig@), para su propio uso y disfrute, sin

ninguna restricción, todos mis derechos sobre la naranja que le entrego en

este solemne acto, en todas sus partes o partículas y en todo cuanto le fuere

inherente, incluyendo la corteza, la pulpa, el jugo, las pepitas y todo cuanto

de ella se extrajese o manipulase, quedando bien entendido que se le otorga,

mediante este invento gráfico, plena capacidad para olerla, chuparla, morderla,

cortarla, freírla o congelarla, así como para ejercitar cualquier otra posible

y futura acción, facultándole, asimismo, para cederla a un tercero, cuarto,

quinto, sexto o séptimo (excluyendo el de caballería), si los hubiere, en su

totalidad o en parte, con o sin pulpa, con o sin amabilidad, cortesía, etc.

Para que, así, conste y a los efectos oportunos, firmamos este contrato de

cesión, en Orpesa (Castellón), a 12-12-2012” (Población y fecha ficticias)

Nada más salir de mi asombro y después de firmar, cogí la fruta y le dije:

~ La Universidad hizo de ti un/a precavid@. ¡No podrán pillarte desprevenid@!

~ ¡Ah, lector/a! Y, por cierto... ¡La naranja estaba riquísima!