El abogado a su defendido:
- Lo siento, pero ya no sé qué decir para librarte de la silla eléctrica.
- Pues yo tengo una idea fantástica... ¿Porqué no dices que fuiste tú?
- Lo siento, pero ya no sé qué decir para librarte de la silla eléctrica.
- Pues yo tengo una idea fantástica... ¿Porqué no dices que fuiste tú?