Un abogado, excesivamente excitado, se estaba liando tanto
que confundió al juez y, éste, impaciente, exclamó:
- ¡Letrado! Relájese y aclárese un poquito, porque, sino...
¡Terminará perdiendo el juicio!
que confundió al juez y, éste, impaciente, exclamó:
- ¡Letrado! Relájese y aclárese un poquito, porque, sino...
¡Terminará perdiendo el juicio!