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OROPESA DEL MAR: Cyrano: ¡Lástima que luego en los Colegios e Institutos...

Abuelos necesarios y abuelos desechables. Opus LIX de Manolo El Escayolista de Almansa.

Por: Juan Ramón Moscad Fumadó.

Manolo el Escayolista, desde hace poco, ha estrenado con gran ilusión un nuevo estado familiar: el de abuelo. No es para menos. Su nieta Valeria le ha añadido más brillo a sus ojos y ha agrandado su sonrisa. ¡Lo que hacen los nietos! Mientras tanto, muchos hijos con familia no paran de exclamar: ¡Lo que hacen los padres convertidos en abuelos! De esto habló un domingo reciente en Yecla, almorzando las famosas tortas del Bar "Los gemelos", con Ángel Santos, Concejal del CDS de grato recuerdo en el Ayuntamiento almanseño. Y un abuelo imprescindible y sorprendido por los "palabros" de sus nietos y el consejo sensato de éstos de que no le lleve la contraria a la abuela.

Cyrano: ¡Cuánta razón tienen los hijos con descendencia al reconocer la labor impagable de sus padres! Que si lleva al nene al parque, que si acompáñalo al cole, que si luego recógelo, que si cómprale esto, que si dale la merienda, que si tal que si cual...

Manolo: Con razón en las Escuelas Infantiles de Almansa hay un día dedicado a los abuelos. No sólo por esto que hacen diariamente y muy a gusto. Es que, además, se implican en las actividades de las escuelas de muchas formas: de cuentacuentos, haciendo el payaso, con marionetas... ¡Bien contentas que están las educadoras con la ayuda de estos "rejuvenecidos colaboradores"!

Cyrano: ¡Lástima que luego en los Colegios e Institutos no se impliquen tanto los padres como hacen estos abuelos necesarios e imprescindibles en la educación y en las familias!
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Manolo: Lo triste de todo esto es que la mayoría de los abuelos no tuvieron una infancia parecida ni, cuando tuvieron su propia familia, recibieron tanta ayuda de sus mismos padres. El caso es que, por hache o por b, les ha tocado bailar siempre con la más fea. Siempre pendientes de los hijos y ahora, para no perder la costumbre, de los nietos.