Baja la niña con prisa
los húmedos pedregales
convertidos en rosales
por milagro de su risa.
En la bahía la brisa
ahuyenta todos los males
y el olor de algas y sales
es jazmín y yerbaluisa.
¡Echa el ancla, marinero,!
la niña del solanero
curtida por EL MISTRAL,
te espera sobre la arena,
ya sin llanto, ya sin pena
porque has vuelto por Nadal.
los húmedos pedregales
convertidos en rosales
por milagro de su risa.
En la bahía la brisa
ahuyenta todos los males
y el olor de algas y sales
es jazmín y yerbaluisa.
¡Echa el ancla, marinero,!
la niña del solanero
curtida por EL MISTRAL,
te espera sobre la arena,
ya sin llanto, ya sin pena
porque has vuelto por Nadal.