SILVA ARROMANZADA
Han juntado sus manos,
al igual que sus bocas
y el arco de la luna sobre el cielo,
contempla amor sin normas.
Luna en cuarto creciente,
que iluminas las lomas
y cómplice indulgente
adivinas caricias caprichosas.
Ruge Eolo con su mejor lamento
silenciando el murmullo de las olas.
Las bocas de coral,
lo mismo que las rosas se deshojan
y curtidas mejillas
se arrebolan de pudor en la alcoba.
Y de pronto, resplandores del faro
forman chinescas sombras.
En el silencio tenue
soñará con su boda.
Barco de espuma y nácar, coral blanco,
caballitos esperan en la borda,
compañeros de juegos infantiles
entre luces y sombras.
María se ha dormido
porque el amor agota.
Noemí.
Han juntado sus manos,
al igual que sus bocas
y el arco de la luna sobre el cielo,
contempla amor sin normas.
Luna en cuarto creciente,
que iluminas las lomas
y cómplice indulgente
adivinas caricias caprichosas.
Ruge Eolo con su mejor lamento
silenciando el murmullo de las olas.
Las bocas de coral,
lo mismo que las rosas se deshojan
y curtidas mejillas
se arrebolan de pudor en la alcoba.
Y de pronto, resplandores del faro
forman chinescas sombras.
En el silencio tenue
soñará con su boda.
Barco de espuma y nácar, coral blanco,
caballitos esperan en la borda,
compañeros de juegos infantiles
entre luces y sombras.
María se ha dormido
porque el amor agota.
Noemí.