PEÑÍSCOLA
Peñíscola en el mar, barco varado,
de fuerte quilla y alta arboladura,
donde se encima un sueño, que almenado,
rompe del horizonte la angostura.
Huella de un tiempo duro, empeñascado
que se hizo historia, pero que perdura
en la sombra de un Papa encastillado,
que empavesa la recia escarpadura
Peñíscola en la noche, nave anclada,
muela que afila vientos marinero,
piedra rugosa de aridez herida
aunque perenne roca desolada,
trazadora de eternos derroteros
con la tajante proa hacia la vida.
(José Jurado Morales)
-ANGOSTO.- Adj. Estrecho: pasadizo angosto; apretado, ceñido, limitado
-ANGOSTURA: calidad de angosto (sinónimo de desfiladero)
-VARADO: Sin ocupación fija
-EMPAVESAR: Engalanar una embarcación con banderas y gallardetes: se empavesan los barcos en las grandes festividades, preparar el pabilo de las velas.
Pedro Martínez de Luna (Illueca-Zaragoza 1328-Peñíscola 1424) Papa o antipapa español. En 1375 se le nombra cardenal. Participó en la elección de Clemente VII quien a establecerse en Avignon dio origen al Cisma de Occidente.
En continuo litigio con el legado romano fue abandonado por Aragón, Castilla, Navarra, Escocia, y se encerró con algunos cardenales en el Castillo de Peñíscola
El poeta José Jurado Morales, conocedor de la historia del Papa Luna, su época y sus consecuencias, ha confeccionado este soneto cargado de contenido.
El castillo de Peñíscola está en el mar, semejante a un barco varado. Es una roca, de ahí lo de la “de fuerte quilla” o estructura del barco y además tiene una considerable altura (arboladura), donde se encima un sueño almenado. Este sueño que hace referencia a las almenas del castillo donde los defensores de la fortaleza velaban por la seguridad personal del Papa, pero soñaban con que Roma tomara otra postura. De hecho en la visita guiada explican que el Papa Luna mandó abrir una ventana en uno de los aposentos donde dicen que pasaba gran cantidad de su tiempo y que si se trazara una línea recta por la estancia rectangular y la ventana coincidiría directamente con Roma, atravesando el Mediterráneo, que “rompe del horizonte la angostura”. ANGOSTURA: calidad de angosto (sinónimo de desfiladero). ANGOSTO.- Adj. Estrecho: pasadizo angosto; apretado, ceñido, limitado
Desde la ventana o desde las almenas se observa el Mediterráneo, sin obstáculos, amplio todo el horizonte a lo que la vista alcanza. Sin duda aquí el poeta ha querido establecer una similitud o una relación entre el sueño o plenitud del papado, con la estrechez o confinamiento en el castillo, allí a buen recaudo, protegido, recluido donde ejercer ese papado estrecho, pequeño que le dio la espalda no solo Roma, sino Castilla, Navarra, Aragón, etc. De ahí que dentro de esa angostura pudiera visualizar todo un amplio horizonte mediterráneo.
Huella de un tiempo duro, continúa el poeta que, además dice, es empeñascado, lleno de piedras, de peñascos. Otra alusión a las dificultades, a la dureza de la piedra y su esterilidad, que por eso se hizo historia y aún perdura en la sombra de un Papa encastillado, que empavesa la recia escarpadura. Allí está el Papa Luna en la ladera o escarpadura del castillo, del barco, en una estatua de bronce. De modo que no sólo fue historia, sino que esa historia perdura y es la que predomina, porque el castillo estaba construido anteriormente y tuvo su función o defensa muy distinta a la del Papa Luna, sin embargo se anula lo anterior o ha quedado eclipsado por lo posterior.
Peñíscola en la noche, nave anclada, muela que afila vientos marineros, piedra rugosa de aridez herida, aunque perenne roca desolada trazadora de eternos derroteros con la tajante proa hacia la vida.
Esta “roca desolada” es otra alusión al Papa, como lo es también “trazadoras de eternos derroteros”, el más allá, la otra vida, para la que Papa era la máxima autoridad en la tierra, pero está con la tajante proa hacia la vida. La roca aunque desolada está aquí, ahora, en la vida y utilizada por los vivos, para fines utilitarios aunque en la época del Papa formara parte para él de esos fines eternos del más allá.
Roca herida por el viento y herida por el hombre
Peñíscola en el mar, barco varado,
de fuerte quilla y alta arboladura,
donde se encima un sueño, que almenado,
rompe del horizonte la angostura.
Huella de un tiempo duro, empeñascado
que se hizo historia, pero que perdura
en la sombra de un Papa encastillado,
que empavesa la recia escarpadura
Peñíscola en la noche, nave anclada,
muela que afila vientos marinero,
piedra rugosa de aridez herida
aunque perenne roca desolada,
trazadora de eternos derroteros
con la tajante proa hacia la vida.
(José Jurado Morales)
-ANGOSTO.- Adj. Estrecho: pasadizo angosto; apretado, ceñido, limitado
-ANGOSTURA: calidad de angosto (sinónimo de desfiladero)
-VARADO: Sin ocupación fija
-EMPAVESAR: Engalanar una embarcación con banderas y gallardetes: se empavesan los barcos en las grandes festividades, preparar el pabilo de las velas.
Pedro Martínez de Luna (Illueca-Zaragoza 1328-Peñíscola 1424) Papa o antipapa español. En 1375 se le nombra cardenal. Participó en la elección de Clemente VII quien a establecerse en Avignon dio origen al Cisma de Occidente.
En continuo litigio con el legado romano fue abandonado por Aragón, Castilla, Navarra, Escocia, y se encerró con algunos cardenales en el Castillo de Peñíscola
El poeta José Jurado Morales, conocedor de la historia del Papa Luna, su época y sus consecuencias, ha confeccionado este soneto cargado de contenido.
El castillo de Peñíscola está en el mar, semejante a un barco varado. Es una roca, de ahí lo de la “de fuerte quilla” o estructura del barco y además tiene una considerable altura (arboladura), donde se encima un sueño almenado. Este sueño que hace referencia a las almenas del castillo donde los defensores de la fortaleza velaban por la seguridad personal del Papa, pero soñaban con que Roma tomara otra postura. De hecho en la visita guiada explican que el Papa Luna mandó abrir una ventana en uno de los aposentos donde dicen que pasaba gran cantidad de su tiempo y que si se trazara una línea recta por la estancia rectangular y la ventana coincidiría directamente con Roma, atravesando el Mediterráneo, que “rompe del horizonte la angostura”. ANGOSTURA: calidad de angosto (sinónimo de desfiladero). ANGOSTO.- Adj. Estrecho: pasadizo angosto; apretado, ceñido, limitado
Desde la ventana o desde las almenas se observa el Mediterráneo, sin obstáculos, amplio todo el horizonte a lo que la vista alcanza. Sin duda aquí el poeta ha querido establecer una similitud o una relación entre el sueño o plenitud del papado, con la estrechez o confinamiento en el castillo, allí a buen recaudo, protegido, recluido donde ejercer ese papado estrecho, pequeño que le dio la espalda no solo Roma, sino Castilla, Navarra, Aragón, etc. De ahí que dentro de esa angostura pudiera visualizar todo un amplio horizonte mediterráneo.
Huella de un tiempo duro, continúa el poeta que, además dice, es empeñascado, lleno de piedras, de peñascos. Otra alusión a las dificultades, a la dureza de la piedra y su esterilidad, que por eso se hizo historia y aún perdura en la sombra de un Papa encastillado, que empavesa la recia escarpadura. Allí está el Papa Luna en la ladera o escarpadura del castillo, del barco, en una estatua de bronce. De modo que no sólo fue historia, sino que esa historia perdura y es la que predomina, porque el castillo estaba construido anteriormente y tuvo su función o defensa muy distinta a la del Papa Luna, sin embargo se anula lo anterior o ha quedado eclipsado por lo posterior.
Peñíscola en la noche, nave anclada, muela que afila vientos marineros, piedra rugosa de aridez herida, aunque perenne roca desolada trazadora de eternos derroteros con la tajante proa hacia la vida.
Esta “roca desolada” es otra alusión al Papa, como lo es también “trazadoras de eternos derroteros”, el más allá, la otra vida, para la que Papa era la máxima autoridad en la tierra, pero está con la tajante proa hacia la vida. La roca aunque desolada está aquí, ahora, en la vida y utilizada por los vivos, para fines utilitarios aunque en la época del Papa formara parte para él de esos fines eternos del más allá.
Roca herida por el viento y herida por el hombre