Durante el periodo musulmán existe documentación de al menos tres poblados en el término de la localidad, el origen de ésta se debe a la reconquista por parte de Jaime I de
Aragón en 1245 que la cede a don Hurtado de Lihori, familiar de los duques de Liria, en pago a sus buenos servicios durante la campaña, y éste les da el nombre de Soto. Unos años más tarde, don Hurtado edifica allí, en una superficie de 1.300 metros cuadrados y como lugar de recreo para habitar con sus familiares, un magnífico
palacio de estilo
gótico primitivo con alardes ojivales en los
ventanales de su
fachada. Posteriormente, alrededor de ese núcleo y debido a su cercanía con el
Camino Real a Aragón, fue surgiendo el actual
pueblo.
Dícese por
tradición que bajaron algunos de los habitantes en el Camino Real, tanto moros como cristianos (que serían muy pocos), a fundar el lugar invitados por el dueño del palacio, que sería el primer señor y poblador.
En la
Capilla de
Santa Lucía se ven las imágenes de
San Jaime y las barras de Aragón que, junto con el estilo gótico, dan lugar a inferir que el rey Jaime I haría fundar aquella
iglesia para los cristianos que entre aquellas gentes debía de haber.