Suera Alta (aldea) y Suera Baja (municipio) tienen su origen en diversos poblados árabes, unidos tras la conquista cristiana. El rey Jaime I donó el
valle, en 1260, a Pedro de Ayerve, uno de los hijos habidos con esposa Teresa Gil de Vidaurre, y le otorgó algunas franquicias. Después el señorío pertenecería a los duques de Medinaceli. En 1609, tras la expulsión de los moriscos permaneció despoblado hasta el año 1611. A pesar de que en esta fecha llegaron algunos repobladores, su auge demográfico se produce en el siglo XVIII (567 habitantes en 1787). Su población continuaría creciendo hasta alcanzar los 1.206 habitantes en 1910. Entrado el siglo XX, comenzaría su regresión demográfica hasta llegar a los 565 habitantes en el censo de 1994.