Son inciertos los orígenes del municipio. En el término existió un poblado ibérico en El Puig y allí se encuentran los vestigios más antiguos, aunque no está demostrada la continuidad de aquella población con la actual.
Existió una alquería de la ciudad de
Peñíscola, a orillas del
mar, conocida en el siglo XIII como de los "Beni-Al-Arus". Mencionada esta alquería, en la Carta Puebla (29 de septiembre de 1241), que se convirtió en un poblado cristiano tras la conquista de Peñíscola por el rey Jaime I, en 1233, recibiendo el nombre de Bynalaroç.
En la Edad Media dependía del
castillo de Peñiscola, al igual que la vecina
Benicarló, hasta que se independizó y comenzó un crecimiento que la convirtió en la principal capital del norte de la
Comunidad Valenciana.
En el siglo XVI conoció el movimiento de las Germanías, y consiguió el título de Villa en el año 1540, en recompensa por el apoyo que prestó a la Corona durante este sangriento episodio. Ya en aquella época poseía uno de los
puertos más importantes del Mediterráneo, con unas grandes atarazanas, donde se construían grandes navíos, y con una pujante industria naviera. Una prueba de la importancia de dicho
puerto la constituye el hecho de que en él se embarcaron 15.000 moriscos, del total de 300.000, que en el año 1609 fueron expulsados de
España.
Durante siglos,
Vinaroz sufrió los ataques de los piratas berberiscos y, por ello, como en toda la costa valenciana, se encuentran
torres de vigilancia y atalayas, con la función de avisar a la población en caso de peligro: es el caso de la denominada popularmente "torreta de los moros", que está actualmente en
ruinas. En el siglo XIX contaba con una milicia local para la defensa de la ciudad y se construyó una
muralla que la circundaba.
Con el apoyo que se prestó al trono durante las guerras carlistas, la reina Isabel II, le concedió en 1862 el título de "Muy Noble y Leal Villa". Y en 1881 recibió del monarca Alfonso XII el título de Ciudad.
El 15 de abril de 1938, durante la Guerra Civil Española, fue el primer
pueblo de la costa levantina en ser ocupado por el
ejército golpista tras la derrota republicana en la Batalla de
Teruel. Por ello resultó fundamental su papel, ya que a partir de entonces se dividió la zona republicana en dos: una formada por la zona centro, buena parte de La Mancha,
Andalucía oriental y el Levante y otra formada por la práctica totalidad de
Cataluña, salvo la
cuenca del Segre (la franja más occidental de
Lérida).
HISTORIA: Esta pobl. se ha distinguido siempre por su lealtad al legitimo gobierno de la monarquía. Unas veces defendida por solo su milicia, y otras en unión de la tropa del ejército, se ha sostenido con denuedo en distintas ocasiones. En 1822 sufrió varios ataques de las facciones realistas, que obligó a retirarse escarmentadas. A mediados de 1837 se aproximaron las huestes de D. Carlos a sus muros; estos hab. sostuvieron con ellas un nutrido fuego durante algunas horas, hasta que les hicieron desistir de su proyecto. Por tan brillante comportamiento declaró el Congreso Nacional que la v. de Vinaroz había merecido la gratitud de la patria. En enero de 1838 también se acercó el gefe carlista
Cabrera, confiado en que se le abrirían las
puertas, por medio de una traición; mas fue recibido a balazos, y se retiró desengañado. Como una prueba del patriotismo de estos hab., debe citarse la catástrofe ocurrida en los
campos de
Alcanar, a dos batallones de la milicia nacional de Vinaroz, que salieron en defensa de aquella pobl.: en la línea divisoria de las prov. de
Castellón y
Tarragona, fueron acuchillados por la caballería carlista, pereciendo más de 60 nacionales, entre los cuales habia comerciantes y ricos propietarios. El 18 de octubre de 1835 en que tuvo lugar esta desastrosa ocurrencia, fue de luto y consternación para Vinaroz, y del cual conservará siempre un triste recuerdo.
* Diccionario Geográfico – Estadístico - Histórico de España. Pascual Madoz, 1848.