El origen de su construcción es un dato que se desconoce, pero se podría decir que en el primer cuarto del siglo XVIII.
Lo atestigua la fecha –1725– que aparece en la pequeña
campana decorada con los relieves de
San José y una
cruz, y la inscripción de las palabras de Jesús, María y José.
Dedicada a San Joaquín y
Santa Ana, es una
ermita de nave única rectangular, y un pequeño porche de acceso cubierto a dos
aguas y cerrado con una artística
puerta de hierro. Contiene en su interior un
altar neoclásico que alberga una imagen de San Engracio Mártir, obra del tallista José María Bayarri Hurtado, de 1942. San Engracio Mártir es uno de los patronos de la localidad, junto al Santísimo
Cristo de la Pobreza.
El
calvario se compone de las
estaciones representadas en azulejos protegidos por
hornacinas sobre pedestales prismáticos.