El FRIO INVIERNO
La arboleda guarda al atardecer secretos en silencio.
La noche en su lentitud se vuelve larga y callada. Azota el vendaval envolviendo los campos anegados de agua y barro. El viento silba fuertemente, como queriendo despertar a los árboles adormecidos por el tibio sol en días de invierno. Impetuoso desplaza a las nubes en las largas y frias noches, trayendo secretos enredados en la lluvia y en el tiempo.
Y mientras en la niebla, lloran las hojas rotas y secas
de los árboles, que han perdido su savia, sintiéndose arrinconadas en la oscuridad, soñando con el sol de la mañana que nace cada día.
La arboleda guarda al atardecer secretos en silencio.
La noche en su lentitud se vuelve larga y callada. Azota el vendaval envolviendo los campos anegados de agua y barro. El viento silba fuertemente, como queriendo despertar a los árboles adormecidos por el tibio sol en días de invierno. Impetuoso desplaza a las nubes en las largas y frias noches, trayendo secretos enredados en la lluvia y en el tiempo.
Y mientras en la niebla, lloran las hojas rotas y secas
de los árboles, que han perdido su savia, sintiéndose arrinconadas en la oscuridad, soñando con el sol de la mañana que nace cada día.