¿tienes una peluquería?



Si todo parece estar yendo bien, obviamente has pasado algo por alto (Anónimo)
Como todos los soñadores, confundí el desencanto con la verdad (Jean Paul Sartre)
Si todo parece estar yendo bien, obviamente has pasado algo por alto (Anónimo)
Buenas tardes amig@s
Un besoooooooooooo y una feliz tarde

José María Fonollosa

Doyers Street

No vendrá. De verdad. No vendrá nunca.

Mi cuarto es muy modesto para el éxito. ... (ver texto completo)
Pedro Enríquez

Los números desordenados

Cuando me pierda en la cuenta
de los números desordenados
que tu cuerpo sea caricia donde
repose el uno y el cero
cae la gota de agua y en el tres
sucede el asalto a los labios ... (ver texto completo)
José María Fonollosa

Lafayette Street

Esta es la mujer mía. Pueden verla,
no tengan pena, de perfil, de frente.
Pueden acariciarla con los ojos.
Está desnuda bajo su vestido.

Es hermosa, ¿verdad? Todos lo dicen. ... (ver texto completo)
Extranjero en mi propia infancia.
Mundo borroso, negro por el susto y la palabra calcada
De las carreteras con toldo rumbo a la estación.
El mismo año en que una muchacha negra baila jaz en un bar de chicago,
Salto como un alcaraván los patios lluviosos
Donde se pudren los cujinicuiles,
Viajo con el corsario negro y los fuegos de san telmo por el mar
Caribe, y emerjo en mil novecientos cincuenta
Como un topo que ve la luz
O el vestido blanco de una tía que no tuvo marido
Y con los primeros síntomas de una enfermedad incurable,
Aplacada con polvo de armadillo
Y agua de alhucema.
El misterio empieza a ver los gallos
Comiendo alacranes entre la leña negra,
Oyendo palabras
Dichas en voz baja a la salida de las alcobas.
Palabras que van en mi memoria desbocadas.
Analizando mientras nos sale el bozo
Y sentimos la primera erección del sexo. ... (ver texto completo)
Mi infancia se llenó de coleópteros, puertas entornadas
Y canciones de maría greever.
De fantasmas de todos los siglos. Ojos hacían falta para verlos
En la oscuridad de los balcones o en la soledad interior de los armarios.
Espantapájaros y huevos de culebra
Reventaron en mis manos como gárgolas o flores agridulces.
Luego pasé de la dicha a la costumbre
Y con una de las mejores armas le di muerte al encanto.
Le pegué al pasado con la furia de una máscara de barro,
Sellé puertas ... (ver texto completo)
Extranjero en mi propia infancia.
Mundo borroso, negro por el susto y la palabra calcada
De las carreteras con toldo rumbo a la estación.
El mismo año en que una muchacha negra baila jaz en un bar de chicago,
Salto como un alcaraván los patios lluviosos
Donde se pudren los cujinicuiles,
Viajo con el corsario negro y los fuegos de san telmo por el mar
Caribe, y emerjo en mil novecientos cincuenta
Como un topo que ve la luz
O el vestido blanco de una tía que no tuvo marido
Con el mismo paso que han usado todos y la misma palabra
Gastada de tanto pasar de boca en boca
Como el pan dulce que duerme junto a las moscas y la vara española,
Asustándome de los caminos en cruz
Y rezándole a Miguel Arcángel para ser valiente con los dragones.
Yéndome todas las tardes a mirujearle el sexo a una sílfide
De mármol en el parque central;
Con un miedo terrible de que me roben los húngaros
Que hacen peroles negros y duermen en colchones de paja…
... (ver texto completo)
Mi infancia se llenó de coleópteros, puertas entornadas
Y canciones de maría greever.
De fantasmas de todos los siglos. Ojos hacían falta para verlos
En la oscuridad de los balcones o en la soledad interior de los armarios.
Espantapájaros y huevos de culebra
Reventaron en mis manos como gárgolas o flores agridulces.
Luego pasé de la dicha a la costumbre
Y con una de las mejores armas le di muerte al encanto.
Le pegué al pasado con la furia de una máscara de barro,
Sellé puertas ... (ver texto completo)
Desde pequeño debí marcharme de casa, rodar tierra, correr mundo.
Llenarme los ojos de humo de estiércol;
Dejar que una querida me enseñara los secretos del sexo y me tatuara el cuerpo de aventuras.
Por 1950, debí irme a la india;
Bañarme desnudo como príncipe en 109 a. de c. y haber hecho
Un poema que me valiera un reino junto al mar rojo.

Calle dormilona olorosa a carretas y saltos de mula.
Los charcos, monedas de plata que no recoge nadie,
Y yo en medio,
Con el mismo paso que han usado todos y la misma palabra
Gastada de tanto pasar de boca en boca
Como el pan dulce que duerme junto a las moscas y la vara española,
Asustándome de los caminos en cruz
Y rezándole a Miguel Arcángel para ser valiente con los dragones.
Yéndome todas las tardes a mirujearle el sexo a una sílfide
De mármol en el parque central;
Con un miedo terrible de que me roben los húngaros
Que hacen peroles negros y duermen en colchones de paja…
... (ver texto completo)
Luego me quedaba jugando con la caca de los pájaros
En el patio —redondito como una moneda—
Con la caca de los pájaros hacía volcancitos.
En ese tiempo yo era muy chiquito y no podía sentarme
En el cajón del excusado,
Pero a pesar de mi edad los vecinos juraban que no podían verme
Ni pintado
Desde pequeño debí marcharme de casa, rodar tierra, correr mundo.
Llenarme los ojos de humo de estiércol;
Dejar que una querida me enseñara los secretos del sexo y me tatuara el cuerpo de aventuras.
Por 1950, debí irme a la india;
Bañarme desnudo como príncipe en 109 a. de c. y haber hecho
Un poema que me valiera un reino junto al mar rojo.

Calle dormilona olorosa a carretas y saltos de mula.
Los charcos, monedas de plata que no recoge nadie,
Y yo en medio,
Heredo de mis padres el orgullo de ponerme un candado en la boca
Y de burlarme cuando me da la gana.
Sólo a ellos debo el movimiento de las manos y la torpeza de caminar
Con un hombro inclinado.
Tengo palabras bárbaras heredadas de un pasado bárbaro.
En ese tiempo me llevaron con la cara sucia
A cantarle a una virgen que tiene un dedo pálido en la boca.

Me desesperaba a las seis de la mañana y me iba a mitad de la finca
A destripar caracoles o recoger manzanas pedorras ... (ver texto completo)
Luego me quedaba jugando con la caca de los pájaros
En el patio —redondito como una moneda—
Con la caca de los pájaros hacía volcancitos.
En ese tiempo yo era muy chiquito y no podía sentarme
En el cajón del excusado,
Pero a pesar de mi edad los vecinos juraban que no podían verme
Ni pintado
Tus párpados cayeron como plazuela antigua.
Varios llegaron a ti girando sobre la tierra
Y dejaron una carta bajo la puerta; también llegaron pájaros
Con su pico de leño a oscurecer la ventana.
La soledad como una bata antigua
Y los perros ladraban arañando los frutos de la tierra…
Heredo de mis padres el orgullo de ponerme un candado en la boca
Y de burlarme cuando me da la gana.
Sólo a ellos debo el movimiento de las manos y la torpeza de caminar
Con un hombro inclinado.
Tengo palabras bárbaras heredadas de un pasado bárbaro.
En ese tiempo me llevaron con la cara sucia
A cantarle a una virgen que tiene un dedo pálido en la boca.

Me desesperaba a las seis de la mañana y me iba a mitad de la finca
A destripar caracoles o recoger manzanas pedorras ... (ver texto completo)
La polilla agujerea tus mantillas de misa
Y tus brazos atormentados por las moscas son fantasmas en la humedad
De la tierra.
Los espejos quedaron solitarios y tu cuerpo encendió los pastizales.
Porque tus labios convertían en canción el hervor de la olla,
Y tus palabras se enfriaban cuando la enfermedad te visitaba.
Ya no había perfumes de nardo en la noche.
El patio olía a flores de naranjo.
Los ojos de la gente hurgaban en la casa; querían poner
Las cosas en otro sitio y llenar ... (ver texto completo)
Tus párpados cayeron como plazuela antigua.
Varios llegaron a ti girando sobre la tierra
Y dejaron una carta bajo la puerta; también llegaron pájaros
Con su pico de leño a oscurecer la ventana.
La soledad como una bata antigua
Y los perros ladraban arañando los frutos de la tierra…
Fuiste besada hace muchos años, por unos señores que ordenaban
Las vacas y colgaban los aparejos en la cocina.
Mientras comías turrones junto al brasero tus labios se movían
Con hermosas canciones.
Para salir te ponías los mejores trajes, cerrabas la ventana
Te inclinabas en la sombra como para tocar violín,
Y la oscuridad era dulce como un vestido de noche
Y tu belleza acariciaba como el sabor de una fruta.
La polilla agujerea tus mantillas de misa
Y tus brazos atormentados por las moscas son fantasmas en la humedad
De la tierra.
Los espejos quedaron solitarios y tu cuerpo encendió los pastizales.
Porque tus labios convertían en canción el hervor de la olla,
Y tus palabras se enfriaban cuando la enfermedad te visitaba.
Ya no había perfumes de nardo en la noche.
El patio olía a flores de naranjo.
Los ojos de la gente hurgaban en la casa; querían poner
Las cosas en otro sitio y llenar ... (ver texto completo)
José María Cuéllar

Elegía

Floté nueve meses en el Vientre de mi madre; apenas abrí
Los ojos me los vieron azules.
Con el tiempo serían tal como son.
El abuelo se internó en las montañas buscando el copalchí
Para la leche y el amuleto para el mal de ojo.
Las fuentecitas rojas me las pusieron en la muñeca con un cordoncito azul, ... (ver texto completo)
Fuiste besada hace muchos años, por unos señores que ordenaban
Las vacas y colgaban los aparejos en la cocina.
Mientras comías turrones junto al brasero tus labios se movían
Con hermosas canciones.
Para salir te ponías los mejores trajes, cerrabas la ventana
Te inclinabas en la sombra como para tocar violín,
Y la oscuridad era dulce como un vestido de noche
Y tu belleza acariciaba como el sabor de una fruta.