tirado al río, en ese mundo extraño
se hundirá tu familia perseguida;
venderás tu rebaño
y tu lecho... y tus hijas en seguida...
Hasta que un día de piedad, la muerte
venga y te diga: 'Te engañaste, ¡oh viejo
montañés, fatigado por la suerte!
tampoco es tuyo este rincón sombrío,
esta vida no es tuya... Mi consejo
de báculo te sirva. Cruza el río
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Así con la callada caravana
dialogaban la muerte, la tristeza
o la desolación. La selva indiana
doblegaba sobre ella la cabeza
como un ala materna. Las raposas
hacían resonar las hondonadas
con sus gritos. Bandadas tumultuosas
de pájaros dejaban las aguadas
al acercarse el infeliz proscrito.
El bosque inacabable se volvía
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