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bista panoramica, CULLERA

El antiquísimo pueblo de Cullera

En el tramo final del río Júcar, y bajo la Montaña de las Zorras -última estribación del Sistema Ibérico en su encuentro con el Mar Mediterráneo-, se encuentra Cullera que, además de su castillo y antiguos monumentos, cuenta con un bonito puerto fluvial (pesquero y deportivo) y 14 km de excelentes playas.

Historia de Cullera

El poblamiento más antiguo está en su célebre Montaña de las Zorras, montaña, atalaya y refugio desde tiempos prehistóricos, como es el caso del Abrigo Rupestre Lambert -llamado así recordando a su descubridor- donde se conservan varias figuras, de color rojizo y forma esquemática, representando hombres y animales, que han sido declaradas por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. A su lado se halla el poblado Les Olivaretes, de la Edad del Bronce.

Ha sido identificada como la Sicana, del siglo V a. de C., a la que hacen referencia textos clásicos. Los romanos la llamarían Sucro y Portum Sucrone (Xúquer, es el nombre valenciano del río Júcar) y dejaron allí diversos vestigios (bajo el actual Barrio de la Rápita), destacando los de una fábrica de salazones (en la actual calle Agustín Olivert).

Los árabes edificaron la localidad de Qulayra a los pies de la fortaleza de Hisn Collirant, ampliando el pequeño núcleo que se encontraron. En el siglo X, por orden del califato de Córdoba se fortifica la montaña sobre la población, edificándose una albacara (castillo “de refugio”, no residencial por la imposibilidad de surtirlo o almacenar agua) con varios cinturones de murallas.

Como quiera que llegaban, a través del río Júcar, abundantes mercancías para ser embarcadas en navíos y exportadas, se convirtió en una población muy próspera. Sería parte del Reino taifa de Valencia entre los años 1010 y 1239. En el Cantar del Mio Cid se la denomina Gujera, siendo una de las poblaciones moras que le pagaron tributo al efímero rey de Valencia a finales del siglo XI. Después de asediarla infructuosamente en el año 1235, en 1238 el rey Jaime I llega a un pacto con Zeyyan, rey de la taifa valenciana, que se la entrega mediante un pacto para salvaguardar los derechos de la población musulmana. Desde su puerto partiría hacia África Zeyyan y sus leales. En 1247 se produce una rebelión general de los moriscos que se quedaron, que asaltan el castillo. Tras ser sofocada, y por motivos de seguridad (pues eran mucho más numerosos que los cristianos) los moriscos son trasladados fuera de los muros de la villa, al nuevo Barrio de la Vila.

Hacia 1364, durante la Guerra de los Dos Pedros, el castillo de Cullera fue tomado por los caballeros castellanos del rey Pedro I. Los corsarios berberiscos del célebre almirante Turgut Reis (Dragut) la saquean e incendian el 25 de mayo de 1550; devolverían una parte de los cautivos a cambio de un rescate entregado en la cala del Cabo Blanco (donde ahora hay una cueva museo).

La localidad quedó prácticamente desierta en las siguientes décadas; por entonces se edifica la Torre de Santa Ana y se refuerza el castillo, amurallándose la villa y se edifican torres–vigía como la Marenyet (1577). Con la seguridad llegan nuevos pobladores que desarrollan el cultivo del arroz y el comercio; los grandes beneficios obtenidos permitieron edificar importantes templos y mansiones solariegas.

Que ver en Cullera

Subida al Castillo (L. Roisin)

Durante la mayor parte del siglo XIX estuvo militarizada, pues durante las guerras de la Independencia y carlistas tuvo importantes guarniciones; frente a los carlistas se edificó un fuerte en la cima de la Montaña de las Zorras.

En 1864 se produce la “Riada Gorda” que causó graves desperfectos nunca vistos en la historia de Cullera, incluida la Torre de Marenyet. En 1891 se derriba la albacara y se comienza a construir el Santuario de Nuestra Señora del Castillo, que finaliza en 1897. El 19 de septiembre de 1911 se producen los llamados Sucesos de Cullera, reacción de violencia popular de gran salvajismo que se hizo famosa en toda Europa