El
Santuario de la Mare de Déu del Castell, dedicado a la
Virgen de la Encarnación, se encuentra junto al
Castillo de
Cullera, en lo alto de la
montaña, formando un todo con él. Puede accederse a pie, siguiendo el curso del zigzagueante
calvario, o en vehículo por una
carretera posterior. Por su privilegiada situación sobre la ciudad, los
campos de la Ribera del Xúquer y el
mar, la vista que podemos disfrutar desde esta auténtica atalaya natural es impresionante. Vale la pena verdaderamente recorrer el trayecto del
Via Crucis son su elegantes casalicios, todo ello en un entorno muy cuidado y agradable.
La imagen que aquí se venera es la de Nuestra Señora de la Encarnación, patrona de Cullera, que en principio recibía culto en la
capilla gótica del castillo. Esta imagen es pequeña, policromada, de 38 cms. de altura, respondiendo al tipo habitual de
virgenes góticas de la Anunciación. El Niño mide unos 20 cms. y sostiene en sus manos un osezno. Debió ser esculpida en los siglos XIV-XV en algún taller local, ya que el mármol utilizado es del país.
El santuario actual comenzó a construirse en 1891, por iniciativa del sacerdote Francisco Albiñana, siendo el arquitecto Joaquín Mª Belda. Se terminó seis años más tarde, pasando a la custodia de la orden franciscana en 1922 hasta el parentésis temporal de la Guerra Civil, durante la cual también se perdieron importantes bienes artísticos del templo. En 1947 se construyó, de nueva planta, la Capilla de la
Comunión.
La
fachada principal está construida imitando la
fábrica de sillares. El acceso principal está formado por un
arco resaltado con gablete con la leyenda 'Santuario Ntra. Sra. de la Encarnación. Mare de Déu del Castell'. Muestra también una falsa archivolta que descansa en columnillas de mármol. La cornisa remata en amplio arco de medio punto con estilizada
cruz en su interior. Sobre dicho arco se alza el
campanario cuadrangular de ladrillo, con cubierta de teja rojiza. Los paramentos laterales son lisos, con óculos para la iluminación interior.
La entrada habitual al santuario se realiza a través de un vestíbulo en el que destacan los fragmentos de exvotos antiguos que se conservaban en la
ermita original. El interior consta de tres naves separadas por pilares y
coro a los pies. La nave central está cubierta por
bóveda de cañón con lunetos. En el presbiterio poligonal, levantado sobre gradas, se venera la imagen de la titular, entronizada en un baldaquino. Las pinturas que decoran este presbiterio son de Bellver Delmás, realizadas en 1952, excepto las de la
cúpula, obra de V. Gascó en 1896.
Está documentado que en 1631 se bajó la Virgen a los campos durante una prolongada sequía. Este hecho se repitió en 1651 y desde entonces se ha venido sucediendo anualmente la "Baixà de la Mare de Déu", que tiene lugar el sábado siguiente al de Pascua. La imagen es bajada a la orilla del mar, intoduciéndose los portadores en él hasta que el
agua les llega a la cintura; luego se celebra misa sobre la
playa y al
anochecer del último día de
fiestas la Virgen es devuelta solemnemente a su santuario de la montaña.