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Pinturas en el techo, GANDIA

PALACIO DUCAL LOS BORGIA La sobria puerta del Palau Ducal puede engañar a simple vista. Incluso puedes pasar por delante de ella sin percatarte de ese gran tesoro que se oculta tras el pórtico de medio punto. Una sensación que se borra al poner un pie en su inmenso patio gótico, del que sobresale esa escalinata construida en dos tramos. Arriba, unas ventanas en las que puedo imaginarme a la familia Borja asomada y, quizá, confabulando algo. Lo hacen desde la única ventana gótica original que queda. Una idea preconcebida por todas esas historias que giran entorno a la familia y que entremezclan realidad y ficción para construir la leyenda negra que ha llegado a nuestros días.

Una historia que empezó cuando el papa Alejandro VI compra el ducado de Gandia para su hijo Pere Lluís (1485) y en ese lote adquiere este edificio. De esta manera, el Palau Ducal se convierte durante 300 años en la casa matriz de su dinastía y en sus estancias residieron y vivieron hasta once duques de Gandia —todos de la familia Borja—. Sí, no fue Roma y fue aquí, al lado del río Serpis, donde habitó una familia que tuvo dos papas, Calixto III y Alejandro VI, este último protector de Copérnico, Leonardo da Vinci o Miguel Ángel. Y fue en el Palau Ducal donde nació y vivió Francisco de Borja (cuarto duque de Gandia y bisnieto de Alejandro VI), que en 1671 fue canonizado.
(3 de Febrero de 2018)