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Ricardo Hernández Bravo

Boca arriba en los sacos...

Boca arriba en los sacos,
donde el verano tiende los cuerpos a la noche,
donde la luz imanta ojos

tenso hacia lo alto
el arco sin flechas.
Ricardo Güiraldes

Viajar

Asimilar horizontes. ¿Qué importa si el mundo
es plano o redondo?
Imaginarse como disgregado en la atmósfera,
que lo abraza todo.
Crear visiones de lugares venideros y saber
que siempre serán lejanos,
inalcanzables como todo ideal.
Huir lo viejo.
Mirar el filo que corta una agua espumosa
y pesada.
Arrancarse de lo conocido.
Beber lo que viene.
Tener alma de proa. ... (ver texto completo)
María Eloy - García

Por poco jaicus

cuando te vea dirás que estoy ausente
y lo estaré, pero entiende que no puedo pasar
del milímetro de las cosas al kilómetro de ti

un órgano muscular en la cavidad de la boca
por la que te gusto y te degluto y articulo ... (ver texto completo)
Feliz domingo
Un besooooooooooooooooo
Buenos días amigos
Feliz fin de semana
Un besooooooooooooooooooo

Lucero Alanís de Gurrola

Sed

La inmensidad, la sed
es la memoria. ... (ver texto completo)
José Bergamín

La noche y el día (I)

A Delia, bailarina oscura

La música traiciona el sentimiento,
Delia, en tus ojos, tan divinamente
que hacen su noche oscura transparente
de sobrenatural entendimiento. ... (ver texto completo)
Omar Cáceres

Contra la noche

Con sus rápidos ojos que cortan el viento,
los tranvías halan, copian la ciudad;
las frías nubes despliegan, intensifican la vida...
............................!

Mi pensamiento rueda y se alarga hasta mi casa, ... (ver texto completo)
Buenos días amigos
Feliz miércoles
Un besoooooooooooooooooo

Rosario Castellanos

Poesía no eres tú

Porque si tú existieras
tendría que existir yo también. Y eso es mentira. ... (ver texto completo)
Federico Hernández Aguilar

Esta silla

Le pedí a esta silla que te esperara.

Disculpa si permanece fiel a mi desgracia,
si la encuentras firme como un soldado.

Ella no quiso dejarme solo.
Le hablé de ti con más pasión que la polilla.

Tuvo a bien agradecer con calma,
con resignada paciencia y con fricciones
-la casi inaudible voz de su madera-.

No se quejó como el casero,
no puso en duda mi avaricia,
no tuvo roces con mis llagas.

Por eso te espera, obediente;
por eso dice que estuve solo
y que mis abrigos ya no abrigan;
por eso nos ves aquí,
más honestos y amparados que una rabia.

Siéntate.

Ahora dinos que llegaste.

18/VI/2000 ... (ver texto completo)
Buenos días amig@s
Feliz dia y ser felices

Federico Hernández Aguilar

Soneto a una jinetera

Para Yania,
espléndida flor cubana
... (ver texto completo)
Feliz lunes

Otoniel Guevara

Cabellera

Tu pelo bien sería la risa de los árboles
si no fuese por su loca manía de enredarse en los labios

Tu pelo es como un grito de ternura ... (ver texto completo)
Blanca Andreu

FÁBULA DE LA FUENTE Y EL CABALLO

A Beatriz de Laiglesia y Werner Aspenström

Dicen que murió un caballo.
Contaron que pasó como una sombra, que galopaba
como noticia que va corriendo
todos los días hasta la fuente -agua y sonidos blancos, ... (ver texto completo)
Nicolás Guillén

PIEDRA DE HORNO

La tarde abandonada gime deshecha en lluvia.
Del cielo caen recuerdos y entran por la ventana.
Duros suspiros rotos, quimeras calcinadas.

Lentamente va viniendo tu cuerpo.
Llegan tus manos en su órbita ... (ver texto completo)
Nicolás Guillén

NO SÉ POR QUÉ PIENSAS TÚ

No sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo,
si somos la misma cosa
yo,
tú.

Tú eres pobre, lo soy yo;
soy de abajo, lo eres tú;
¿de dónde has sacado tú,
soldado, que te odio yo?

Me duele que a veces tú
te olvides de quién soy yo;
caramba, si yo soy tú,
lo mismo que tú eres yo.

Pero no por eso yo
he de malquererte, tú;
si somos la misma cosa,
yo,
tú,
no sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo.

Ya nos veremos yo y tú,
juntos en la misma calle,
hombro con hombro, tú y yo,
sin odios ni yo ni tú,
pero sabiendo tú y yo,
a dónde vamos yo y tú...
¡no sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo! ... (ver texto completo)
Dame tu mano, amor, que vengo herida
No de espina sin fin, sino de rosa.
Dame tu mano donde el sol reposa
Y brota la ternura renacida

Dame tu mano: el agua embellecida
Por esta sed urgente y ardorosa
Con que la ausencia viene, hiere, acosa
Y deja a mi razón loca y vencida.
... (ver texto completo)