El nombre de Oliva me llena de recuerdos de mi infancia.
Mis abuelos maternos eran de aquí. Todavía tengo algunos primos y tios.
Mis recuerdos van asociados a los viajes que hacia con mis padres para ver a la familia. Unos tenían casa en la carretera, cerca de la iglesia de los Franciscanos. Otros en la calle de los Reyes Católicos. Otros en Sant Antoni.
Nos ibamos a la playa (1955) en donde el hermano de mi abuelo tenia una especie de barraca de cañas, sin suelo. Para un crio de ciudad era una auténtica aventura dormir en la barraca, sobre la arena y salir directamente al mar.
En Sant Antoni tenian una finca de naranjos, camino de Forna.
En Oliva vi mis primeras partidas de trinquete. Mi abuelo y su hermano eran muy aficionados.
Recuerdo que en 1968 hice un viaje desde Barcelona acompañado por mi abuelo. Una vez pasada la noche en Valencia, por la mañana tomamos el carrilet de Carcagente. Otra auténtica aventura.
Recuerdo, en fin, las tardes de verano tomando una deliciosa orchata (una líquida) en el paseo de la estación (Kiosko de la Ibense), con el edificio de la misma cubierta de jazmines. El olor se deleitaba antes de llegar.
Ahora voy menos, de tarde en tarde. Imperdonable. Todavía conservo algunos primos. Me prometo a mi mismo volver lo antes posible.
En Oliva he sido feliz.
Luis de Barcelona.
Mis abuelos maternos eran de aquí. Todavía tengo algunos primos y tios.
Mis recuerdos van asociados a los viajes que hacia con mis padres para ver a la familia. Unos tenían casa en la carretera, cerca de la iglesia de los Franciscanos. Otros en la calle de los Reyes Católicos. Otros en Sant Antoni.
Nos ibamos a la playa (1955) en donde el hermano de mi abuelo tenia una especie de barraca de cañas, sin suelo. Para un crio de ciudad era una auténtica aventura dormir en la barraca, sobre la arena y salir directamente al mar.
En Sant Antoni tenian una finca de naranjos, camino de Forna.
En Oliva vi mis primeras partidas de trinquete. Mi abuelo y su hermano eran muy aficionados.
Recuerdo que en 1968 hice un viaje desde Barcelona acompañado por mi abuelo. Una vez pasada la noche en Valencia, por la mañana tomamos el carrilet de Carcagente. Otra auténtica aventura.
Recuerdo, en fin, las tardes de verano tomando una deliciosa orchata (una líquida) en el paseo de la estación (Kiosko de la Ibense), con el edificio de la misma cubierta de jazmines. El olor se deleitaba antes de llegar.
Ahora voy menos, de tarde en tarde. Imperdonable. Todavía conservo algunos primos. Me prometo a mi mismo volver lo antes posible.
En Oliva he sido feliz.
Luis de Barcelona.