La presencia de gentes autóctonas es más comprobable a partir del siglo v a. C., si bien la mayoría de restos ibéricos que se conservan son del período Ibérico tardío. Lo que se puede comprobar es una mayor estructuración territorial por toda la comarca del
Valle de
Albaida, la utilización del torno, seguramente introducido aquí por contacto con las gentes occidentales de
tradición turdetana, el empleo del hierro, la acuñación y uso de la moneda, cuya ceca más cercana parece ser Saitabi, y una escritura propia.