Los destrozos de la mezquita “acondicionada” propiciaron que el
monumento fuera totalmente demolido para levantar en el mismo lugar una
iglesia y lo que con el tiempo sería la actual Iglesia de
Santa María. Las disposiciones y construcción a lo largo de su
historia, donde en sus inicios el templo constaba de una sola nave, han formado el templo bello que es ahora, digno de visita. Las adiciones posteriores debieron comenzarse en el último tercio del siglo XIV, época que coincidió con la fuerte expansión de
Ontinyent a todos los niveles: las ciencias, las artes, la industria de paños y lana, el
comercio, la
agricultura bajo el reinado de Alfonso V y, sobre todo, de Juan II.