La presencia de la industria textil por todos los sitios marca la fisionomía y dota de personalidad a la capital de la comarca de la Vall d’
Albaida, sobre todo ahora que ejerce la capitalidad de la mancha de aceite textil valenciana. Pero la metamorfosis de una sociedad de base agraria con presencia de actividades industriales en una sociedad plenamente industrial tiene lugar en la década de los cincuenta. Así muchos conjuntos urbanos y algunos
barrios aún guardan el encanto y los indicios: cajitas de
fruta y
hortalizas a las
puertas de las
casas como improvisado mostrador, de la impronta labradora. Se constata en el Poble Nou y en la
calle de Sant Antoni, construidos en los siglos XVIII y XIX.