El aliento de vida de la ciudad ha sido el
agua. La abundancia de las
fuentes se ha invocado, erróneamente, para explicar el topónimo. La entidad demográfica de
Ontinyent se explica, sobre todo, por la existencia de una
huerta muy extensa, una de las diez
huertas valencianas más importantes. La abundancia de agua y el aprovechamiento de las posibilidades topográficas de los saltos de agua como
fuente de energía explican la formidable concentración de
molinos y batanes o ingenios manufactureros de la lana, primero, y también del papel, ya en el siglo XVIII. Tenemos que sumarle la presencia de una numerosa cabaña ganadera de ovicápridos, que explica la pujanza manufacturera de Ontinyent en época
medieval y moderna. Ontinyent era en estos momentos una de las diez poblaciones más importantes del país. Sus
monumentos sirven de testimonio del antiguo esplendor que vivió el centro urbano de la ciudad.