Si vamos bajando, por cada lado contemplaremos
calles, callejuelas y callejones sin salida que guardan su encanto y reservan no pocas sorpresas a los visitantes. La rehabilitación de los
edificios, con
fachadas pintadas de
colores vivos, ha revitalizado el
paisaje urbano y ofrece sensaciones llenas de sugerencias. Llegaremos a la
plaza de Sant Pere y continuaremos bajando. Dejaremos atrás el Callarís y los nombres rotundos de las calles que han conservado la
historia en su denominación: Cordellat, de l´Església, etc.